10/4/10

Zapata vive, la lucha sigue... a 91 años de que fuera emboscado y asesinado


Zapata vive, la lucha sigue...

a 91 años de que fuera emboscado y asesinado

Mauricio Macossay Vallado

E l 10 de abril se cumplen 91 años de que Emiliano Zapata Salazar, el principal dirigente político y militar del Ejército Libertador del Sur, uno de los grandes pilares de la revolución mexicana de 1910, cayó abatido por las balas de la traición.

Su muerte fue la puntilla para el ejército campesino e indígena que encabezaba, que se iría diluyendo en los años siguientes hasta desaparecer, consumándose la derrota de las fuerzas campesinas de la revolución y la victoria de las fuerzas burguesas de Carranza y demás caudillos militares: Obregón y Calles.

Sin embargo, lejos de irse diluyendo su recuerdo, se está agigantando ante los graves problemas rurales y de los millones de campesinos mexicanos que se sufren hoy día.

Zapata no es sólo retomado y puesto al día por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y todos los grupos armados guerrilleros, populares y de izquierda, sino por prácticamente todas las organizaciones, grupos y colectivos que luchan realmente por la justicia social.

Zapata es hoy más que nunca uno de los principales símbolos de la lucha social popular en México, Latinoamérica e incluso en varias partes del mundo, Europa incluida.

Zapata fue, es y ha sido, ejemplo emblemático de gran dirigente revolucionario, mandaba obedeciendo, sabía leer y sentir con todo detalle el pulso del pueblo, impulsó la democracia directa y horizontal, la comunalidad campesina e indígena, pretendió hacer un México de y para los campesinos y trabajadores y se vio obligado a usar las armas para avanzar en la consecución de los derechos populares.

En estos momentos, cuando está iniciándose un poderoso ciclo de movilizaciones y luchas populares, urbanas y rurales, campesinas y obreras, Zapata está y estará más presente y vigente que nunca.

El ejército zapatista surgió y creció impetuosamente, alimentado por el descontento campesino morelense y el cúmulo de agravios de las últimas décadas del siglo XIX y la primera del XX, se unió a la revolución mexicana tibiamente, adhiriéndose al Plan de San Luis, maderista, en marzo de 1911, sin mucha claridad de lo que se quería y podría lograr, pero en noviembre de ese mismo año proclamarían el Plan de Ayala, estandarte revolucionario campesino, que seguirían hasta el fin de sus días, con gran decisión. A la muerte de Madero fue una de las más importantes fuerzas militares y populares que enfrentó al traidor Huerta y contribuyó en mucho a su derrota. Su ejército creció y alcanzó su mayor presencia en 1914 y 1915, cuando la Convención de Aguascalientes y su efímero gobierno, cuando controló buena parte de Morelos, confrontando a las fuerzas que encabezaba Carranza, a quiénes no pudo derrotar y terminaron arrinconándolo. A partir de 1918, promulgada y en proceso la constitución de 1917, aplacada y reducida la rebelión campesina, se mantuvo como un ejército guerrillero. Con su muerte a traición el 10 de abril de 1919, el Ejército Libertador del Sur se fue diluyendo hasta desparecer, en medio de la persecución y asesinato de sus dirigentes.

Zapata ha permanecido en la memoria popular. En todas las luchas campesinas y populares resurge invariablemente. Fue reinvindicado en las luchas guerrilleras que encabezaron Rubén Jaramillo, Lucio Cabañas, Genaro Vázquez Rojas, las guerrillas urbanas de los setenta, en las luchas agrarias de siempre, en todas las décadas, incluso en la última gran marcha campesina y obrera del pasado 29 de enero de 2010, en el actual EZLN, en el Congreso Nacional Indígena, e incluso en las organizaciones campesinas priístas y oficialistas.

Es mejor morir de pie que vivir toda una vida arrodillado” E. Zapata

ZAPATA VIVE… LA LUCHA SIGUE…

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