14/8/09

Oaxaca, México: El olvido tiene memoria, a pesar de todo...


A tres años del asesinato de José Jiménez Colmenares

Fabiola G. de la Cruz F. y Juan Manuel Salceda O.
Ayer, 10 de agosto de 2009, un numeroso contingente de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) recordó y nos recordó que la justicia a Oaxaca no ha llegado, ni llegará si estamos esperándola del cielo, de la federación o de algún organismo internacional. Se trata del tercer aniversario luctuoso del mecánico José Jiménez Colmenares, ex miembro de la APPO, asesinado por los paramilitares del (des)gobernador Ulises Ruin Ortiz en una marcha que se dirigía a la Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión (CORT), mejor conocida como canal 9, tomada y operada en beneficio del movimiento por las valientes oaxaqueñas desde el 1º de agosto de 2006.

La nota periodística del diario Noticias de hoy, 11 de agosto, nos recuerda que a pesar de que existen pruebas contundentes y vastas, como identificaciones de policías y militares, objetos, etc., no se ha aplicado la justicia.[1] Además, recordemos que los miembros de la APPO detuvieron a varios de los paramilitares responsables del asesinato y los entregaron a las instancias de (in)justicia del Estado, junto con las demás pruebas. Por eso, la reina de Oaxaca, por ahora, es la señora injusticia; lo vemos en los otros casos como Lorenzo Sam Pablo, o en el caso de Emeterio Cruz. Claro, es difícil creer que el Estado mexicano, siendo juez y parte, se aplique a sí mismo la justicia que tanto cacaraquea. Por eso, una verdad ronda por el mundo cada vez más insistentemente: la justicia vendrá de “abajo”, de nosotros mismos, de nuestras raíces y de nuestro corazón.

Más allá de las notorias ausencias de los ex –voceros y pretendidos líderes, reales, ficticios o mediáticos, pasados o presentes; más allá del discurso de Azael Santiago Chepi, actual secretario de la Sección 22 del SNTE; más allá de ellas y ellos, decenas de gente “de a pie” volvieron a las calles, donde José Jiménez Colmenares recibió las balas asesinas del demente que dice gobernar Oaxaca. Desde la clínica Santa María (ubicada en el 130 de la Calle Niños Héroes), lugar del que salieron las 9 balas que quitaron la vida a Jiménez Colmenares, hasta el zócalo de la Verde Antequera, esas decenas de personas recorrieron las calles para gritar ¡Justicia! ¡Justicia! ¡Justicia!...

Se dice que el tal Ulises Ruin, como es natural esperarlo de un ser en esas condiciones patológicas, se sintió herido en su orgullo cuando el 2 de julio de 2006 José Jiménez Colmenares, en ocasión de las votaciones de ese año para elegir presidente, diputados nacionales y senadores, se topó con aquél, y con la cara en alto le gritó dignamente en su cara: “Ya cayó, ya cayó, Ulises ya cayó”. Entonces, los perros que le cuidaban las espaldas (¡y nosotros que creíamos que sólo los narcos traen guaruras!) le tomaron fotografías e investigaron todo lo que pudieron de aquel atrevido personaje. “Aprenderás a respetar a tu padre, lo mismo que todo aquel que se atreva a desafiarme”, habría dicho el enfermo gobernantillo. El 10 de agosto de 2006, en medio de la rebelión oaxaqueña de aquel año, el asesino cumplió su palabra.

Cualquier “normal”, es decir, cualquier enfermo de “modernidad” y “desarrollo”, por fortuna son pocos los que hay de ese tipo, se preguntará ¿Cómo se atreven a hablar de Jiménez Colmenares con esos aires optimistas, si el que cayó fue éste, no nuestro inteligente gobernador? ¡Ha ha!, tan inteligente (estúpido, diríamos nosotros) es que ha pretendido lograr la impunidad y el olvido con una “indeminización” ($$$) ofrecida a los familiares de José. Lástima por él, pues éstos tienen dignidad y no mercadean la vida de los seres humanos, ni ponen a venta los idearios de justicia y libertad, como bien afirma la esposa de José Jiménez.[2]

Es cierto, a José Jiménez Colmenares lo queremos vivo, lo extrañamos, y no estoy hablando sólo de sus familiares, sino de todas y todos aquellos que tenemos dignidad y luchamos por sostenerla. Nadie, con un poquito de razón y de vergüenza puede celebrar la muerte de otro ser, y menos si éste es un ser íntegro y digno. No estamos celebrando su muerte. Ojo, en este caso nos referimos a la muerte física, la cual muchas veces es la menos importante. Estamos celebrando la muerte del gobernadorzuelo que hace unos días entregó cuentas a su amo, el pelón Salinas. Desde el momento en que Ulises Ruin llegó a ser gobernatore con trampas y comenzó a cometer crímenes en nombre del pueblo, desde ese momento comenzó su viaje al mundo de los muertos. Ulises Ruin tiene asegurado un olvido eterno, es decir,una muerte con la que carga desde que decidió ser un criminal. Y no hablamos de religiones, ni de abstracciones…

José Jiménez Colmenares, como todas y todos los que han caído por la dignidad de la humanidad y de nuestra madre tierra, tiene asegurada una vida casi eterna. Ellas y ellos viven y vivirán mientras la injusticia siga gobernando este planeta. El Ruin, como cualquier otro u otra ruin, le apostó al olvido y a la impunidad. Tiene impunidad, por ahora, pero no ha logrado conseguir el olvido. Ayer ese fue el motivo de la fiesta: celebrar la larga vida de José Colmenares y los caídos en el movimiento de 2006, al mismo tiempo que celebrar la memoria que es hermana y compañera inseparable de la dignidad. También fue fiesta luctuosa, pues lloramos la ausencia física de ellas y ellos, de modo específico, la de José.

No crean que es cuento lo que les estamos platicando. El atolito y el tamalito que con gran sonrisa y cariño nos regaló doña chonita, la mamá de José, después de la celebración de la misa en su honor -en el atrio del templo de la Merced-, son la prueba más contundente que les podemos ofrecer de la experiencia que les estamos compartiendo. Todo fue fiesta: la marcha fue una fiesta por la justicia y la vida, la misa y la amorosa cena también lo fueron... Y vienen otras, la más próxima es la de Lorenzo Sam Pablo, el 22 de este mismo mes.



[1] También dice que la PGR refuta la primera versión de la Procuraduría del Estado sobre la muerte de Jiménez Colmenares, la cual era absurda pues aseguraba que había muerto en una riña que éste había sostenido con los propietarios de la clínica (¡qué estupidez!). Al mismo tiempo informa que el arma calibre .22 que la APPO presentó al ministerio, junto a las demás evidencias que encontró en los cuartos de la clínica donde se albergaban los paramilitares de Ulises Ruin, desapareció (como evidencia). Octavio Vélez A., “Refuta PGR versión de ex procuradora sobre la muerte de Jiménez Colmenares”, Noticias, 11 de agosto de 2009, pp. 1-A y 10-A. http://www.noticias-oax.com.mx/flipping_book/oax/2009/08-ago/10-08-2009/seccion_a/pags.html

[2] En, Octavio Vélez A., “Lamenta viuda [de Jiménez Colmenares] que la PGR no avance en investigaciones”, Noticias, 11 de agosto de 2009, p. 10-A. http://www.noticias-oax.com.mx/flipping_book/oax/2009/08-ago/10-08-2009/seccion_a/pags.html

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